GPS: Gndolfo Prefiere la Suerte
Ayer, la N al completo nos desplazamos hasta Villanueva del Campo para hacer un poco de ruidito en su fiesta de los quintos. Un servidor fue el encargado de aportar y pilotar uno de los vehiculos que nos ubicarian en semejante lugar.
Haciendo caso de las sabias palabras del dueño del local, me dirigi, acompañado por Danny (quien sustituyó en el asiento del copiloto al "Señor Bombo"), hacia el pueblo siguiendo la carretera de Castroverde de Campos. Lamentablemente fuimos los unicos que tomamos es ruta, pues los demás optaron por la nefasta (aunque ciertamente mas corta) ruta.
Salvo un par de kilómetros de más, no tuvimos mayores percances, (bueno, salvo la aparición del aeropuerto fantasma y la ciudad de los zombies). Claro, que una vez llegados al pueblo, eramos incapaces de localizar el bar (del que si siquiera conociamos el nombre).
Ahi la suerte hizo su primera aparición, pues mientras Danny llamaba a nuestros compañeros, yo, inquieto piloto, dije:
Y justo en ese momento, gracias a semejante idiotez, nos encontramos con nuestros compañeros en una calle que salia de un lateral de la plaza.
Obviamente, y tras ver que no solo habiamos llegado por el mejor camino, sino que aun conservabamos todas nuestras funciones motoras, a la hora de la vuelta todos decidieron seguirnos. Asi pues, como "Migueles de la Cuadra Salcedos" encabezamos la expedición que nos llevaria de vuelta a nuestros dominios, donde encontrariamos el descanso eterno (al menos durante la porcion de eternidad que dista desde las 6.30 de la madrugada y la hora del café).
Claro que, con la oscuridad, el cansancio y la suerte que tuvimos de encontrar el camino de ida... ¿quién podia esperar que hicieramos lo propio al a hora de volver?. Efectivamente, solo los ilusos que viajaban en los tres coches que nos seguian.
Realmente el trayecto fue bien hasta Castroverde, donde ya todo se torció, quizá debido a la excelsa señalizacion o quizá debido a que no le prestamos ningún tipo de atención. A partir de ahi, tomamos una carretera que a ojos vista distaba mucho de ser la que habiamos tomado a la ida.
Pero no es nuestro estilo ese de asumir tus errores, frenar, dar media vuelta y rectificar. Eso solo lo hacen los cobardes y no dejariamos que esa carretera nos intimidase. Asi pues, Danny con su etilico estado y yo, con esa suerte de conmocion cerebral que debi sufrir al nacer, dirigimos a todo el grupo en una arriesgada expedición a ninguna parte.
Gracias a dios, nadie se dió cuenta del error, a pesar de las múltiples señales que parecian restregarnos que en algún momento no documentado, habiamos entrado en la provincia de Valladolid. Por suerte pensamos que nadie se habría fijado, que seríamos unos héroes, pero el camino se alargaba... y cruzamos el rio Valderaduey... y el camino se alargaba... y cruzamos el rio Valderaduey (?¿?). SI, lo cruzamos DOS, veces!! Pero... bah! quien se fija en los nombres de los rios? Nadie llamaba... estabamos a salvo... podiamos seguir siendo héroes... pero el camino se alargaba... y de repente... sin previo aviso... sin misericordia alguna... como intentando enterrarnos en un pozo de humillacion y escarnio, un verde y enorme cartel: PROVINCIA DE ZAMORA.
Pero nadie llamaba... y el camino se alargaba...
Al final, conseguirmos reubicarnos, y llegar a Villalpando, de donde, obviamente, nunca debimos partir. Y pese a que al hacer una breve parada para la miccion se comentó que el otro camino era ciertamente mas corto... nadie reparó en nuestro soberbio error y nosotros procuramos enterrarlo en una fosa de cal.
Leyenda:
- verde: El camino que nos desaconsejaron.
- negro: Nuestro camino de ida.
- rojo: Nuestro camino de vuelta.
Ya encaminados nada podia dificultarnos la llegada, salvo... que la aguja llegaba a la reserva... ninguna gasolinera a la vista... avanzabamos y la aguja bajaba, pero el camino se alargaba...
Como empujada por una mano divina, de repente, desde la mas profunda de las reservas, la aguja comenzó a levantarse y llegó hasta el primer cuarto de depósito. Ja! Fortuna, gran compañera!!. Lamentablemente, si era divina tambien era burlona y tan pronto como subió volvió a hundirse en lo mas profund ode las entrañas del salpicadero... no sabiamos que hacer, decir o pensar... bueno, eso si, pensabamos que... el camino se alargaba.
Gracias a Odin, llegamos sin ningun otro contratiempo. Descargamos el coche, repostamos y fuimos felicitados por haber salvado al grupo de una muerte segura en cualquier bache malvado en la carretera Villalpando-Villanueva del Campo. Y no fue hasta llegar a casa, cuando, a modo de bula final, el destino golpeó con contundencia mi adormilada faz. Pues, como puede verse en la imagen, cuando consulte el mapa para ver que demonios habiamos hecho, me encontré con que, en el mapa de la provincia de Zamora, el único pueblo de Valladolid, el único lugar fuera de la provincia era aquel en el que volvimos a encontrar el camino.
Ahi estaba, solitario, en tierra de nadie, pero bien pintado. Como si años antes, una maléfica mano lo hubiera dibujado pensando:
Lamentablemente la conciencia nos puede, y mas contar nuestras aventuras para regocijo de todos, así pues, aqui queda, a la vista del mundo. Y ellos lo verán, se que lo verán. E intentarán pedirnos explicaciones y quizá monten en colerá. A todo eso... a todos ellos... solo puedo darles una explicación: